Finanzas sostenibles | ¿Qué es la taxonomía y cómo funciona?

¿Qué actividades económicas pueden denominarse “sostenibles”? Hasta ahora no existía una definición unívoca, ni a nivel internacional ni europeo. Desde hoy, la hay, o casi… La Taxonomía: oiremos hablar mucho de ella. Veamos la definición y el significado de taxonomía.

El 9 de marzo de 2020 se publicó el informe final sobre la “taxonomía de la UE” de las actividades económicas sostenibles, elaborado tras más de un año de trabajo por el Grupo de Expertos Técnicos sobre Finanzas Sostenibles (TEG): el grupo de expertos –35 miembros y más de 100 consultores– al que la Comisión Europea encargó proporcionar sus recomendaciones sobre una nueva normativa para las finanzas sostenibles.

La tarea del TEG era: identificar las actividades económicas que pueden contribuir a lograr cero emisiones en 2050 y sus criterios de selección.

El documento se titula “Taxonomy: Final report of the Technical Expert Group on Sustainable Finance. Un documento de 67 páginas con un resumen y 600 páginas de anexos técnicos para clasificar los principales sectores económicos (70) según su capacidad para mitigar el cambio climático o adaptarse a él: los que ya son sostenibles desde el punto de vista medioambiental (bajas emisiones de carbono), los que contaminan pero no se puede prescindir de ellos, y a los que se pide que hagan todo lo posible por mejorar (transición a una economía de emisiones cero pero que aún no pueden definirse como de carbono cero) y los que son útiles para las otras dos categorías (enabling), permitiendo así que otras actividades tengan un rendimiento bajo en carbono o una reducción significativa de las emisiones. Para cada una, criterios estrictos para verificar su sostenibilidad.

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La Taxonomía de la UE: ¿para quién será?

Este “glosario” de la sostenibilidad medioambiental será una referencia para los siguientes ámbitos.

Para el mundo de las finanzas responsables, con el fin de indicar lo sostenible que es realmente una inversión: “aquellos que ofrezcan productos financieros en la UE, incluidos los fondos de pensiones”, especifica el informe. Estas entidades tendrán que facilitar información sobre la pertinencia para la taxonomía de los productos que ofrecen. Con una serie de obligaciones diferentes según el tipo de divulgación sobre sostenibilidad que acompañe al producto, dependiendo de si es sobre todo el fondo o estrategia, sobre una parte del mismo, o es más generalista. Para cada producto, el participante en el mercado financiero (a partir del 31 de diciembre de 2021) deberá declarar en qué medida las inversiones subyacentes están alineadas con la Taxonomía, expresado como porcentaje de la inversión, fondo o cartera.

Para que los gobiernos establezcan incentivos para las empresas ecológicas. Todavía no se ha determinado cómo (la plataforma de la Comisión Europea se encargará de ello), pero la Taxonomía también será la referencia para la concesión de incentivos europeos. “La Comisión Europea –se lee en el Informe Final– está evaluando cómo aplicar la Taxonomía como directriz en el programa InvestEu para orientar las inversiones europeas.

 

Para que las sociedades declaren su impacto en el medioambiente, sujetas a la Directiva sobre información no financiera (Non-Financial Reporting Directive, NFRD): empresas que cotizan en bolsa con más de 500 empleados, bancos y compañías de seguros. Deberán facilitar información sobre sus actividades con referencia a la Taxonomía.

Taxonomía de la UE: qué actividades económicas pueden definirse como sostenibles

¿Es sostenible desde el punto de vista medioambiental una empresa que fabrica paneles fotovoltaicos? ¿Y un fabricante de automóviles? ¿Y una granja, una fábrica de cemento o una obra de construcción? ¿Qué parámetros deben cumplir las distintas actividades económicas para ser consideradas “respetuosas con el medioambiente”?

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Los criterios de selección de la taxonomía

Hay 70 actividades consideradas por la Taxonomía, desde la agricultura a la producción de energía, desde las TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación) a la fabricación, desde el transporte a la construcción. Estos, señala el TEG, son sectores que producen el 93 % de las emisiones contaminantes europeas.

Para cada uno de ellos, la Taxonomía proporciona criterios de selección: un anexo de 600 páginas en el que se detallan los umbrales técnicos para que cada actividad pueda ser definida como sostenible.

No solo las actividades ecológicas, las mejoras de quien contamina también se premian

La mayoría son actividades ecológicas por derecho propio, que contribuyen a mitigar el impacto sobre el cambio climático. Algunas son actividades contaminantes, pero, podría decirse, necesarias para el sistema económico, como el transporte urbano, la generación de electricidad o la producción de cemento o acero. Actividades que, según el grupo de expertos, no pueden cancelarse de la noche a la mañana “solo” por su impacto negativo en el medioambiente. Para estas actividades, el TEG estableció criterios para demostrar su mejora.

En la actual Taxonomía de la UE no hay rastro de los llamados criterios brown, que establecen explícitamente qué actividades deben considerarse contaminantes. Para los expertos del TEG, sin embargo, “incluirlos permitiría a las sociedades explicar las mejoras incrementales de sus actividades y recibir un reconocimiento positivo del mercado”; en pocas palabras, incentivaría a los contaminadores a mejorar su rendimiento y reducir su impacto sobre el clima.

Aún más llamativo es el hecho de que en la Taxonomía, al menos por ahora, no hay rastro (o casi) de criterios sociales (uno de los 3 factores clave del ESG, medioambientales, sociales y de gobierno corporativo). Únicamente se especifica que deben cumplirse unas salvaguardias sociales mínimas: alineamiento con las directrices de la OCDE para multinacionales y los Principios Rectores sobre las Empresas y los Derechos Humanos de las Naciones Unidas.

Próximos pasos para que la taxonomía de la UE sea una realidad

No obstante, para que la taxonomía de la UE sea una realidad, faltan por tomar algunos pasos. Antes del verano de 2020 se publicará en el Diario Oficial Europeo el Reglamento sobre la Taxonomía. El Reglamento es el resultado del acuerdo alcanzado en diciembre de 2019 entre la Comisión Europea, el Parlamento y el Consejo, el llamado diálogo a tres bandas.

Los actos delegados, que se publicarán en diciembre de 2020, son necesarios para que la Taxonomía sea operativa. Contendrán una primera parte de los criterios técnicos para seleccionar las actividades que se considerarán sostenibles, solo aquellas que contribuyan a dos de los seis objetivos fijados por la Comisión Europea: mitigación y adaptación al cambio climático.

Estos actos delegados serán redactados (en teoría sobre la base de los trabajos del TEG) por una plataforma especial que la Comisión de la UE creará entre septiembre y octubre de 2020: la plataforma sobre financiación sostenible, que recogerá el legado del TEG.

El 23 de marzo, mientras tanto, la Comisión de la UE abrió la recogida de reacciones sobre los propios actos delegados, que se cerró el 20 de abril. Y, antes de ser aprobados, los actos delegados aún tendrán que pasar el escrutinio de los Estados individuales, representados por el Consejo Europeo. Y no será un paso nada sencillo.

¿Cuándo entrará en funcionamiento la taxonomía?

El 31 de diciembre de 2021 entrará en funcionamiento el primer bloque de criterios técnicos para seleccionar los activos que se considerarán sostenibles. A partir de entonces, quienes ofrezcan inversiones sostenibles y responsables (ISR) tendrán que indicar el porcentaje de su cartera de inversiones que se ajusta a la taxonomía.

El enorme mundo de las finanzas sostenibles y responsables dispondrá entonces de un año desde la publicación de los actos delegados (diciembre de 2020) para adaptar sus estrategias de selección de sociedades que se incluirán en las carteras de inversión sostenible.

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Alemania es el primer país en utilizar la taxonomía para medir la sostenibilidad empresarial

Alemania se apresuró a preguntar: “Estimadas sociedades europeas, ¿cuánto sois sostenibles? La Ministra Federal de Medioambiente de Alemania, Svenja Schulze, se lo preguntó a las principales sociedades cotizadas de Alemania y de otros países. El BMU (Ministerio Federal de Medioambiente de Alemania), ha puesto en marcha un proyecto de investigación para evaluar cómo se alinean las principales sociedades que cotizan en bolsa con la Taxonomía del Plan de Acción de la UE, el plan de acción para financiar el crecimiento sostenible lanzado por la Comisión Europea en marzo de 2018.

El ministro invitó a casi 430 de las principales sociedades europeas a participar en la encuesta sobre financiación sostenible. El proyecto de investigación, financiado por la BMU, es el primero que mide la sostenibilidad de las grandes sociedades, utilizando la nueva Taxonomía de la UE, es decir, el vocabulario, para definir dichas actividades sostenibles que se espera esté operativo para finales de 2020.

La encuesta debería ayudar a definir los programas de recuperación económica posteriores al Covid-19 desde la perspectiva de la sostenibilidad. “Para superar la crisis actual necesitamos una recuperación económica sostenible y respetuosa con el medioambiente”, dijo el ministro Schulze. “La Taxonomía europea de las finanzas sostenibles proporciona la primera guía sobre lo que significa hoy la sostenibilidad en las actividades económicas”, continuó. “Las sociedades que invierten en energía procedente de fuentes renovables, movilidad ecológica y procesos industriales que protegen el medioambiente respaldan una economía ecológica, la innovación y la creación de empleo que son cruciales para el futuro. Pretendemos fomentar estas inversiones. Y, para ello, necesitamos saber en qué punto nos encontramos en términos de sostenibilidad”.

La encuesta, que se inició el 13 de mayo, se prolongará hasta el 9 de junio. Su objetivo es sensibilizar a las sociedades y los bancos sobre la necesidad de desarrollar las capacidades para la Taxonomía de la UE, mostrar en qué medida las actividades empresariales ya se corresponden con este esquema, y poner de relieve los retos y las soluciones en el desarrollo futuro. Se pedirá a las sociedades financieras, por ejemplo, que indiquen cuántos de sus productos se ajustan a la Taxonomía y qué financiación ofrecen para apoyar la mitigación o la adaptación al cambio climático.

 


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