La Economía Azul es un modelo innovador de desarrollo económico basado en la durabilidad, la renovabilidad y la reutilización, que pretende revolucionar nuestras actividades productivas y eliminar todas las emisiones contaminantes.
Los océanos, lagos, mares y ríos representan un patrimonio extraordinario para toda la humanidad. Pero, por desgracia, se están convirtiendo en un enorme vertedero al aire libre: botellas, bolsas, envases y otros residuos han formado auténticas “islas de plástico” que amenazan con asfixiar la vida en los medios acuáticos.
Ha llegado el momento de cambiar nuestras pautas de comportamiento: combatir la contaminación medioambiental y abandonar los modelos económicos tradicionales parecen ser las únicas soluciones para reducir el riesgo. ¿Cuáles son las soluciones? Un modelo empresarial innovador basado en la recuperación y reintroducción de materias primas y residuos en el circuito de producción. Este nuevo modelo económico se denomina “Economía Azul” y está llamado a revolucionar nuestras actividades productivas.
¿Qué es la economía azul?
Fue el economista belga Gunter Pauli quien habló por primera vez de la economía azul. Lo hizo partiendo de un concepto muy sencillo, inspirado en la biomímesis: el estudio del funcionamiento de la naturaleza, donde nada se desperdicia y todo se reutiliza en un proceso que transforma los residuos en materias primas. ¿Pero cómo? Encontrando nuevas técnicas de producción y mejorando las existentes.
Pongamos un ejemplo. Cuando bebemos una taza de café, ingerimos solo el 0,2 % de la biomasa cosechada por el agricultor. El resto, el 99,8 %, se tira. Pero no es material de desecho. Hay muchas realidades en el mundo que utilizarían estos residuos, por ejemplo, para cultivar otros alimentos. Este es el concepto de la Economía Azul: hacer más con lo que tenemos.
La Economía Azul es un modelo empresarial sostenible, es decir, que genera un impacto positivo a largo plazo sobre la salud de nuestros océanos en particular. En términos más generales, engloba todas las actividades económicas que tienen que ver con el mar, las costas y los fondos marinos, como la pesca y el transporte marítimo, con el objetivo de revolucionarlas.
El mar: del “recurso” al “valor”
La Economía Azul propone nuevas soluciones para las actividades relacionadas con los océanos: la pesca, la acuicultura, la industria agroalimentaria, la construcción naval y los servicios relacionados con la náutica, el turismo costero y la minería. Un enorme potencial, para el que la Comisión Europea prevé destinar 6140 millones de euros del presupuesto de la UE 2021-2027. El proyecto se refiere a la creación de un Fondo, que permitirá invertir en nuevos mercados, tecnologías y servicios marítimos, como la energía oceánica y la biotecnología marina, con el objetivo de:
- potenciar la oferta de puestos de trabajo de alto valor, de los 5,4 millones actuales a los 7 millones previstos para 2020;
- reducir las emisiones de carbono;
- revitalizar los sectores tradicionales de la economía e identificar nuevos sectores emergentes;
- garantizar que los ecosistemas marinos permanezcan sanos y protegidos.
La economía azul como evolución de la economía verde
A diferencia de la economía verde, la economía azul no exige a las sociedades que inviertan más para salvar el planeta.
La economía verde exige a las sociedades que reduzcan los materiales contaminantes y utilicen más recursos. La economía azul, en cambio, pretende producir cero residuos peligrosos para nuestro planeta y crear más beneficios utilizando menos inversión de capital. El pensamiento azul o blue thinking es un enfoque que pretende fomentar el crecimiento económico pero con un menor uso de capital. Todo ello gracias a las innovaciones tecnológicas y a la transformación de sustancias antes desechadas en materias primas rentables.
Las oportunidades que ofrece la economía azul
En su informe anual, la Comisión Europea se comprometió a medir las tendencias, los resultados y los avances de la economía azul y a hacer un seguimiento sistemático de ellos. ¿Qué se ha descubierto? Básicamente, que la economía azul en Europa representa una inversión valiosa tanto a corto como a largo plazo y a distintos niveles:
Económico: ya que cubrirá el 90 % del comercio exterior de la UE y el 40 % del comercio dentro de la UE;
Social: aumentará la oferta de empleos de alto valor relacionados con el mundo marino y marítimo, de los 5,4 millones actuales (500 millones de euros de Valor Añadido al PIB europeo) a los 7 millones previstos para 2020 (600 millones de euros de Valor Añadido);
Medioambiental: se reducirán las emisiones de carbono fomentando el crecimiento sostenible a largo plazo y mejorando la protección del mar, la tierra y el agua dulce, que de otro modo se convertirían rápidamente en recursos cada vez más escasos y caros.
En la última década, la economía azul ha demostrado que puede crecer rápidamente y resistir eficazmente la crisis financiera, mitigando en parte los efectos de la recesión en las economías costeras. No en vano, Italia, Reino Unido, España, Francia y Grecia son ahora las cinco mayores economías azules de Europa.
Un mar de recursos para Italia
Y efectivamente, Italia, con sus 8 670 km de costa, es la tercera mayor economía azul de Europa y líder por índice de productividad en el uso de recursos marítimos. La economía azul italiana, impulsada por el turismo costero, emplea ya a más de 390 000 personas y genera unos 19 700 millones de euros de valor añadido al PIB nacional.
Un recurso importante sobre todo para el sur, donde muchos jóvenes empresarios italianos ya han apostado por este nuevo modelo económico. Según Confindustria, a finales de 2017, alrededor del 10 % de las sociedades de economía azul (19 000 en total) nacieron de una iniciativa llevada a cabo por jóvenes procedentes principalmente del centro y el sur de Italia.
Pero, ¿vamos realmente hacia un desarrollo sostenible de nuestras actividades económicas? Parece que sí, y quizá sea el único camino con el que contamos para asegurar nuestro futuro y el de las generaciones venideras.